08 mayo 2009

Apuntes sueltos sobre Mecanismos del cortejo

I

Cuando uno no sabe cómo hilar una reseña y viene intentándolo desde hace semanas, es una buena opción apelar a la posmoderna técnica de los textos fragmentarios. Una delicia haragana de los haraganes tiempos que corren.


II

Mecanismos del cortejo es el título del Proyecto de Graduación que los alumnos de Actuación de IV año del IUNA junto al dramaturgo y director Luis Cano tramaron en conjunto y que ahora muestran en elkafka (Lambaré 866), los jueves a las 21 hs... Respire. Me salió una frase extenuante.


III

La indeterminación de las individualidades, lo por momentos indescifrable del relato, la repetición de acciones o escenas, configura una praxis dramática donde la actuación, el espacio y los vínculos entre personajes se transforman en vehículos para mostrar los mecanismos a los que alude el título de la obra. Y esto sucede en los sentidos de la palabra “cortejo” que Cano anota: el amoroso y el fúnebre. De este modo, sin ponernos psicoanalíticos, podríamos hacer una lectura más o menos inmediata de la relación de opuestos no excluyentes -o mejor convivientes- entre la muerte y el sexo. No la haremos.



IV

El espacio está limpio. Se aprovecha el negro de la sala para trabajar mímesis y contraste. Algunos objetos se funden con la escena, como las sillas que los personajes manipulan y una mochila que carga uno de ellos. Otros objetos -una guitarra y una pelota roja- funcionan, por el contrario, resaltando sobre el espacio vía un contraste de saturación que actúa como focalizador de la mirada y carga a los objetos de una especie de sacralidad que permite su funcionamiento ritual, como en el caso de la lenta procesión (en una cadencia wilsoniana) que encabeza uno de los personajes cargando la pelota como a un ídolo. Por el mismo lugar va el vestuario, trabajado mayormente sobre blanco, negro y rojo.



V

En contra de lo que opina Gabriel Peralta desde Crítica Teatral, diré que la puesta de luces me resultó insuficiente. Parece apenas seguir la acción dramática, iluminar lo que el espectador debe ver. Teniendo en cuenta las posibilidades de trabajo sobre la luz que el planteo de objetos y vestuario permite, es un poco decepcionante no encontrar en las luces variaciones de color, temperatura o, al menos, recortes. Además, por momentos, incomodan. No estoy en contra del minimalismo, pero en este caso resulta inadecuado. Quizá parte de lo que anoto se deba a que la operación en la función que vimos se sintió un tanto errática, con cambios demasiado lentos y algo fuera de tiempo en una obra que necesita de una precisión cronométrica que -por otra parte- está perfectamente lograda desde las actuaciones.



VI

La dramaturgia de Cano me recuerda -vaya uno a saber porqué- a su obra Los murmullos. Por momentos poético y por momentos apoyado sobre la anécdota llana, el texto funciona sin imprimirse completamente sobre el resto de los componentes dramáticos, generando -otra vez- un aura de indeterminación, de liquidez de límites entre lo impuesto y lo heredado como tradición.



VII

Esta última dualidad, según se habrá advertido en los párrafos anteriores, es de algún modo la indagación profunda de la obra y funciona en varios niveles. Como es de esperarse, la tensión nunca se resuelve ni siquiera con el final, que es tan poco conclusivo que obliga a los espectadores a cerrar la obra con su aplauso ante la apabullante posibilidad de que el silencio se prolongue para siempre. Cano y sus secuaces ponen en cuestión también ese mecanismo: parecido al amoroso y al fúnebre, el inestable cortejo del teatro forma parte de esta obra, también.



VIII

No he dicho casi nada sobre las actuaciones. Cosa que resulta sumamente desacertada tratándose de un Proyecto de Graduación de actores del IUNA. ¿O no? La pregunta que subyace es la siguiente: ¿una residencia debe mostrar lo aprendido por los actores durante la carrera, como una especie de exhibición de sus habilidades adquiridas (un repertorio técnico) o, por el contrario, debe poner de manifiesto cómo ese know how (¡ja!) es utilizado para abordar una forma dentro del todo de una obra? Está claro que no responderé aquí. En todo caso, no soy yo el que tiene que contestarla.




IX

La música es linda. Parte se reproduce por bafles y parte se produce en vivo. El efecto que genera el uso diferencial tiene un valor sobre todo climático. La música que escuchamos reproducida entra sin mayores problemas dentro del sistema de convenciones del teatro. La que se produce en escena siempre genera otras cosas, por razones estrictamente teatrales: el hecho de que una persona esté cantando (o interpretando un instrumento) frente a un grupo de espectadores y la espacialidad insustituible de los sonidos producidos sobre un escenario.


X

Leí varias reseñas. Todas insisten en lo temático. Para mí es accesorio. Ya que todos lo hacen, yo también insisto. Lo temático es accesorio.





XI


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