28 julio 2008

Destino de dos cosas o de tres de Rafael Spregelburd, dirigida por Marcelo Velázquez


El viernes fui a ver la puesta de Destino de dos cosas o de tres con dirección de Marcelo Velázquez que está haciendo funciones en Delborde (Chile 630). Y acá van mis impresiones.

Destino… es la primera obra de Spregelburd. La escribió en 1990, a sus tiernos 19. Y espanta un poco que ese texto haya salido de un pibe de 19 años. Yo creo que todavía no había dejado el andador. Pero volviendo al tema, ese es uno de los primeros puntos de interés: comparar la poética spregelburdiana en su primer texto escenificado (la puesta original, dirigida por Roberto Villanueva, contó con las actuaciones de Emilia Mazer, Emilio Bardi y Martín Adjemián) y en alguno de sus últimos (Acassuso, Lúcido, La Paranoia). Resulta sorprendente comprobar que, si bien su tratamiento poético cambió enormemente, los temas siguen siendo más o menos los mismos: el lenguaje, los lenguajes, la matemática, el cine. Esa coherencia también espanta.

La puesta de Velázquez se luce por su invisibilidad. Uno tranquilamente podría deducirla del texto. O mejor, podría pensar que ESA es la puesta que el texto indica. Aunque no sea rigurosamente exacto, es la sensación que da. Esa invisibilidad de la mano del director es afortunada en este caso: un texto deliberadamente extrañado, donde todos los lugares comunes del lenguaje son vulnerados, es difícil que admita una escenificación también extrañada. El contraste entre ese trabajo textual desconcertante y la naturalización que la propuesta escénica realiza es, sin dudas, más rico.

La escenografía es bastante linda y sobria: aprovecha una escalera que tiene la sala, hay un banco de plaza como los que suelen verse en las estaciones de tren, el andén está sugerido por un pedacito de alero y una farola de dos brazos. El vestuario, que me generaba dudas por los colores cuando vi las fotos, se mejora bastante gracias a la excelente iluminación de Pehuén Stordeur que mitiga los anaranjados y amarillos de la ropa con luces cálidas. Un punto en contra, el morral que ÉL (uno de los personajes) carga inexplicablemente.

Las actuaciones son sólidas, sutiles y bastante parejas, aunque Jazmín Schmidt se destaca. Quizá por momentos se ponen algo estridentes, pero eso tiene que ver con una cuestión personal mía con los volúmenes, no estoy siendo imparcial.

En suma, las pocas deficiencias del espectáculo no invalidan sus muchos aciertos. Vale la pena verlo.

Van los monitos para Destino…:

26 julio 2008

Los estantes vacíos: una lectura, una experiencia

Esta es la historia de una lectura y de una experiencia. De una vivencia de lectura. Entiéndase: no es una reseña. Sólo apuntes de unas cuantas horas vividas con un libro. Como reza el título, se trató en aquel enero de este año de Los estantes vacíos, de Ignacio Molina.

Quizás deba aclarar que conocí a Ignacio en la cresta de la ola de los blogs, hace unos cuantos años y que ya en aquella oportunidad leí unos cuantos de sus relatos. Quizás también deba añadir que me gustaron. Y mucho. Percibí, en aquel momento, agradables resabios de Carver, de Sallinger: historias –aparentemente – simples, bien contadas, con las dosis justas de información, sin derroche de recursos. Por eso cuando comencé a leer Los estantes vacíos sabía que iba a disfrutar del libro. Lo que no sabía era que lo iba a vivir. Me explico.

Yo había iniciado la lectura con dos ideas: la primera era mi experiencia anterior, ya mencionada; la segunda, una crítica mala sobre el libro, en los dos sentidos posibles. Se trata de la “Ceca” de Ariel Bustos, publicada en el número 4 de la revista Los asesinos tímidos, en octubre de 2006. Con las manos llenas de teorías narrativas, Bustos acusa a Molina de minimalista y le reprocha que en sus cuentos no pase nada, que los personajes no se transformen, que en los finales nada se resuelva, que el lector no se conmueva… En resumen: que ningún cuento se parezca a Caperucita roja (ese sí que no defrauda, eh).

Así empecé a leer, buscando minimalismo en cada página, aunque de ningún modo considerara esa tendencia como negativa. Y lo encontré, claro. Cada uno de los quince cuentos son relatos depurados, breves, efectivos, que dejan de lado toda descripción redundante y van al centro de la acción. El lenguaje ascético genera el efecto de borramiento del narrador, por lo que el lector tiene la sensación de ser testigo privilegiado de un fragmento de las vidas de esos personajes que transitan las páginas con una presencia leve, inquietante la mayoría de las veces, misteriosa, pero absolutamente banal. Misteriosa porque es apenas una rendija la que nos abre el narrador. Banal porque es cotidiana, simple.

Pero lo más interesante surgió luego de unas horas de lectura. Y aquí viene la experiencia: comencé a pensar/actuar como el narrador/los personajes. Pensaba lo que quería hacer y lo hacía. Ahora voy a hacer pis y después voy a tomar algo fresco. Ahora entro al baño y al prender la luz noto que no hay, se cortó. Mientras cierro la puerta, el cuartito de baño va quedando totalmente a oscuras. De pronto descubrí que el tono del narrador me había penetrado, se había apoderado de mi modo de pensar. Y entonces ocurrió lo más interesante de todo: comencé a vivir un presente absoluto. “Pensar y hacer eran una sola acción”, cito de memoria. Me instalé en el momento y no pensaba en otra cosa, no proyectaba, no fantaseaba, no planeaba.


Esa experiencia de lectura metida en mi experiencia vital me llevó a pensar en la construcción de los textos, a delinear una muy breve (y posiblemente absurda o equivocada) teoría sobre los cuentos. Pruebo: esa construcción minimalista, aparentemente vacía, llana, simple, esos relatos de la nada, de momentos, son, en realidad, construcciones constantes de un presente. Son sumas de presentes. Pero no en el sentido realista, no con un afán verista, sino como pantallazos de vidas ajenas, momentos, experiencias, sensaciones.

Hay una palabra (no sé si existe) que condensa esta idea: presentificación. La búsqueda de hacer presente la experiencia pasada, vivida por los personajes. Porque por más que los cuentos no están narrados en presente, se construye una sensación constante de un aquí y ahora. Eso se produce, entre otras cosas, porque los personajes no evalúan sus experiencias, apenas buscan relaciones entre las cosas que ven y pasan a otra cosa. Esta escritura deja al lector en el lugar de un voyeur que sólo puede observar lo que ocurre, pero no interpretarlo. La falta de razones, de explicaciones, de motivaciones nos deja en la mismísima nada, la incertidumbre total.

Como lectora, no me asustan los relatos en los que nada pase, en los que no haya motivaciones, en los que nada cierre. Me resisto a pedirle a los libros lo que no tienen y me contento con saber que, si algo me gusta, hace que valga la pena leerlo, experimentarlo y, si fuera necesario (y aunque nadie pero nadie me lo pida), defenderlo.

Carolina

25 julio 2008

Dunkeneadas - II

Para mi amigo Diego Vecino, que fue el único que reivindicó esta sección.



Sembrando semblanzas. Lorenzo Quispe.

El contenido de Sembrando semblanzas ha sido escrito por el autor, inspirándose en las distintas etapas de la vida misma, ofrendándolo así para el deleite del lector.

Lorenzo Quispe nació en la provincia de Salta el 7 de julio de 1962. en la localidad del Ingenio San Martín del tabacal Departamento de Orán, zona con caña de azúcar. Arribó a Ushuaia a mediados del año 1984, como tantos provincianos en busca de nuevos sueños. Ingresó en la Policía a finales del año 1985. Habiendo palpado los avatares de la vida a través de su carrera, escribe su primera obra literaria Sembrando Semblanzas, invitándolos a que se sumerjan en ella. Actualmente cumple servicios en la ciudad de Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, ostentando la jerarquía de Sargento.

22 julio 2008

21 julio 2008

La monización no será transmitida - 8va FLIA

Los monos fueron a la 8va FLIA. Porque somos una publicación independiente y autogestionada, y entonces nos pareció bien. Además, porque en las FLIA hay buena onda.

Pero, aunque llegamos entre los primeros, como se ve en esta foto...


... los multimedios alternativos nos negaron la difusión. Chequeen los links que hay acá y, si nos encuentran, les regalamos la colección completa de la revista en papel (Para la promo, quedan exceptuadas las fotos que pegamos a continuación)

Abajo sigue un compendio de fotos donde 150monos se cuela inopinadamente, reafirmando su marginalidad aun dentro de una feria independiente y haciendo bandera de ella. Y, aunque nuestro stand no salió nunca, al menos pudimos ponerle la espalda al asunto… literalmente.





Así que tomamos cartas en el asunto y sacamos nuestras propias fotos. Movidas, mal encuadradas, con el color mal balanceado, la luz como el culo, ¡pero nuestras! Y ahora las difundimos. Un par nomás. Tampoco hay que exagerar...



¡Contra todo y contra todos, los monos vencerán! Y si no nos creen, preguntenle a Charlton Heston...

15 julio 2008

Tercera pista: No somos los únicos

cada día se torna más evidente para estos tres monos que no están solos.
no puede ser mera casualidad esto, ni esto, ni mucho menos esto.
hay otros, lo sabemos. otros que siguen la senda de la animalidad. la palabra animal. el animal que llevamos dentro.

nos acercamos al centro de la idea.

y no somos los únicos.

11 julio 2008

los monos en la flia

09 julio 2008

Segunda pista: Congo














El 31 de diciembre de 1957, el Instituto de Artes Contemporáneas de Londres realizó una exposición de pintura abstracta. Los nombres de los autores de las obras no se dijeron hasta que los críticos alabaron la muestra. Para sorpresa de muchos y humillación de varios, las autoridades del Instituto revelaron que las pinturas habían sido realizadas por un solo sujeto: un chimpancé joven llamado Congo, que formaba parte de un estudio del zoólogo inglés Desmond Morris.

Cuenta la leyenda que Picasso visitó la muestra, que le gustaron los cuadros y hasta se compró uno. Si esto suena a cuento, más increíble parece la anécdota que sigue: en ocasión de la muestra, un periodista le preguntó qué opinaba sobre las obras, si no le parecía que "eso", en realidad, no era arte. Como toda respuesta, el buen hombre recibió un mordisco del genio español. Evitaremos las metáforas fáciles en este momento.

Un último detalle: las pinturas de Congo se subastaron el año pasado en Londres, junto con obras de Warhol, Renoir y Botero.

Por haber engañado a una manada de críticos ingleses con sus trazos de brocha gorda, incluimos a Congo en la galería de monos famosos de nuestra revista.

02 julio 2008

¡Vuelve Nadar perrito!

Vuelve a hacer función (notad el singular) la excelente puesta que Andrea Garrote hizo de esta obra. Podrá verse, por UNICA VEZ y GRATIS el próximo sábado 5 de julio a las 15:30 hs, en el Goethe Institut (Corrientes 319). Vayan temprano, no sea que se queden sin entradas.

Más abajo dejo el artículo que escribí, a propósito de esta puesta, en el número inicial de la revista. Por si hay algún desmemoriado o algún advenedizo.

Ah, si preguntan mi opinión, contesto diciendo que vi todas las funciones que hizo. Todas.

Así que acá van otros cinco monitos:








LA OBRA DE TEATRO EN LA ÉPOCA DE SU REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA
Transformación tecnológica del espacio en la puesta de Andrea Garrote de Nadar perrito (Reto Finger)


Andrea Garrote dirigió, primero como semimontado en 2006 y luego como puesta definitiva en 2007, Nadar Perrito (Schwiemmen wie Hunde)(1), de Reto Finger, en el Ciclo Nueva Dramaturgia del Goethe Institut(2).

La obra comienza con la ruptura de la pareja de Roberto y Carlota. Él, incrédulo, decide irse a vivir al sótano de la casa (compartiendo la cocina) hasta que cambien los vientos. En realidad, ésta es una decisión política, una forma de resistencia. Carlota sigue con su vida, incluso la amorosa, pero pronto la presencia de Roberto se convierte en un insalvable obstáculo y ella lo insta a dejar la casa de una vez por todas. Ante este ultimátum, él se encierra definitivamente en el sótano con provisiones para un año. En medio de la ruptura, giran dos parejas de Carlota (Juan y Víctor) y una amiga de los ex novios: Ingrid. Este es, muy sintéticamente, el argumento de la obra.

En la —excelente— puesta de Garrote, el fondo de la escena es una enorme pantalla sobre la que una cámara proyecta en tiempo real la imagen del sótano en el que está Roberto. Sobre esta operación, que no está prevista en el texto original, es que me interesa detener el análisis.

La filmación reproduce esencialmente el sótano y las placas con los títulos y los epígrafes que servirán de separadores entre las tres partes de la obra: más adelante hablaremos de ellas. La proyección de un espacio escénico sobre la superficie completa del fondo determina la recuperación de la cuarta pared como espacio de diferenciación diegética(3), pero aquí marcando un segundo plano, interior a la instancia escénica principal, es decir, una instancia metadiegética y no extradiegética. A diferencia de la perdida cuarta pared, que separa los niveles de representación y realidad, aquella produce una mise en abîme que repliega el espacio sobre sí mismo, generando un ámbito de representación secundario o interior que toma del cine una de sus características diferenciales: la mediatización. Contra la presencia inevitable y completa de los cuerpos sobre el escenario, Roberto aparece parcializado por la mirada de la cámara y su temporalidad se difumina, puesto que no podemos asegurar que esté presente más allá de su imagen proyectada. Así y todo, la reproducción de aquella produce una interpenetración de los espacios: el sótano, separado en la propuesta original, aparece magnificado en la escenificación de Garrote. Esto acentúa la gravitación de Roberto en la escena y permite el diálogo mediatizado de dos espacios que no se tocarían de otro modo.

La decisión de puesta es notablemente útil e inteligente. Además de lo anotado, permite una amplia gama de juegos metalépticos:(4) quebrando la separación entre el nivel metadiegético y el intradiegético cuando Roberto le da una negativa a cámara a Carlota, en una operación que ya ha sido profusamente explorada por el cine(5); poniendo en tensión dos niveles cuando se derriba una puerta que deja al sótano a la vista directa del público (ver foto más abajo), mientras se lo sigue viendo en la pantalla, lo que duplica la condición diegética de ese espacio y, en el mismo movimiento, derrumba la posibilidad momentánea de defraudación cinematográfica al revelar que lo proyectado es, efectivamente, una filmación en tiempo real (6). Las placas de presentación de las partes (7) producen otro interesante juego metaléptico, puesto que no son generadas directamente en pantalla, sino que se filman unos papeles que Roberto pone frente a la cámara, volviendo a mezclar la instancia extradiegética (los paratextos de la obra) con la meta e intradiegética (es un personaje-actor quien las sostiene o las deja caer).


La cámara y la proyección permiten, además, que el punto de vista de la obra se desplace hacia la subjetividad omnipresente de Roberto. Su estar, mediatizado pero continuo a lo largo de la representación, genera el desplazamiento y el espectador percibe la acción escénica de los demás personajes en relación con Roberto. Como en la Alegoría de la caverna de Platón(8), la noción de verdad del espectador es un parecer apoyado en la subjetividad acotada de Roberto, que desde el sótano percibe, al igual que los encadenados en la caverna, apenas las sombras de la realidad, magnificadas luego por la pantalla en el fondo de la escena.

Finalmente, los espacios anotados por Finger en las didascalias de la obra se resuelven en un par dialéctico: La cocina, la habitación, la casa de Ingrid y la estación del subterráneo de las que habla el texto se diluyen en un único espacio apenas diferenciado por la luz, que se opone al sótano. Así, la puesta erige una dicotomía espacio inmediato-espacio mediatizado, que funda dos niveles diegéticos y permite la metalepsis por procedimientos materiales y no-materiales. En el segundo caso nos referimos, por ejemplo, a la respuesta a cámara de Roberto (citada más arriba)que trasgrede la característica fundante del hecho proyectual, es decir, la unidireccionalidad del contacto entre los espacios. Del primer caso, el ejemplo más visible es la caída de la pared del sótano, que pone al público de cara a la corporeidad de Roberto al tiempo que duplica la espacialidad del sótano en, nuevamente, un espacio mediatizado y uno inmediato, tal como se dijo.

Para el estreno del semimontado en 2006, se contó con la presencia del autor, con quien se debatió luego de la función. Finger estaba sorprendido por un motivo más bien extraño o banal: que el sótano fuese, efectivamente, un sótano. De las posibilidades de este realismo contrastado con la proyección, no dijo palabra.




Notas:

1 Como referencia se puede conseguir una versión del texto, vertido al español por Claudia S. Sierich en www.festivaldramaturgiaeuropea.cl/anteriores/Festival_2006/Textos/Nadar_como_perro.pdf
2 La ficha de ambos espectáculos es la siguiente:
Actuaciones: Rafael Spregelburd (Roberto), Pilar Gamboa (Carlota),
Andrea Garrote (Ingrid), Pablo Ruiz (Víctor) y Mariano Saavedra (Juan)
Dirección de video: Daniela Goggi
Cámara: Sebastián Toro
Música original: Federico Marquestó
Diseño de luces: Pedro Piana
Dirección: Andrea Garrote
3 Ver Genette, Gerard. Narrative Discourse: An essay in Method, Cornell University Press, Ithaca, 1979. También Prince (Prince, Gerald. A Dictionary of Narratology, University of Nebraska Press, 2003), que define la diégesis como: "the (fictional) world in which the situations and events narrated occur". A partir de aquí, se desprenden tres niveles diegéticos: el intradiegético, identificable con la diégesis; el extradiegético, exterior a ella y de la que no forma parte (el mundo "real" en contraste con el ficcional intradiegético); y el metadiegético, como nivel interior al intradiegético (relato enmarcado o teatro-en-el-teatro, por ejemplo).
4 Según la retórica clásica (Beristáin, Helena. Diccionario de retórica y poética, Porrúa, México DF, 1995. Pág. 319) se define a la metalepsis como "una variedad de la metonimia que expresa una sustitución del efecto por la causa […] o a la inversa". Genette (Metalepsis: De la figura a la ficción, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2004. Pág, 15) amplia este concepto: para él, consiste en "una manipulación —al menos figural, pero en ocasiones ficcional […]— de esa peculiar relación causal que une […] al autor con su obra, o de modo más general al productor de una representación con la propia representación".
5 Genette, Gerard. Op. Cit. Pág. 70 y ss. Genette indica varios ejemplos, entre ellos la secuencia de La Rosa Púrpura de El Cairo (1985), en la que un personaje sale de la pantalla de un cine, toma a una espectadora y se la lleva consigo de vuelta a la película de la que salió.
6 El procedimiento inverso, es decir, la recreación de una simultaneidad a partir de materiales pregrabados se puede ver en La Paranoia de Rafael Spregelburd (haciendo actualmente funciones en el teatro 25 de Mayo), donde un grupo de personajes en escena indican a otro grupo (proyectado) cómo actuar una secuencia. El hecho de que los mismos actores protagonicen ambas partes pone en evidencia el mecanismo.
7 Placa 1: "Primera parte. ‘Nada amarga tanto a una persona seria como la resistencia pasiva’ (Herman Melville)". Placa 2: "Segunda parte. Nadar perrito (o luchar en forma poco elegante para no ahogarse). Medio año más tarde". Placa 3: "Tercera parte: La resignación es la hermana del alivio. Un año más tarde."
8 Platón. "La república", Libro VII en Obras completas, Omeba, Buenos Aires, 1967. Tomo III, pág. 311 y ss.

01 julio 2008

Primera pista: feliz cumpleaños, teoría

El 1º de julio de 1858, dos hombres que no eran ni Darwin ni Wallace presentaron ante la Sociedad Linneana de Londres la teoría de la evolución de las especies.
En ese momento, el mundo de las ideas dio un paso adelante en el lento pero inexorable reconocimiento de una verdad simple: ¡somos todos monos!






Los otros 150 años nos golpean en la nuca.

Villa Celina, de Juan Diego Incardona

Los monos se complacen en anunciar la salida del nuevo libro de Juan Diego Incardona, director de la revista virtual de literatura, arte y pensamiento el interpretador, talentosísimo escritor y, por si no se nota, muy amigo de la casa.

Albricias, Juan Diego!!