30 diciembre 2007
Filigranas
Hablaron Mairal y Llach. Lo del primero estuvo divertido. Llach, en cambio, fue un poco machacón con el tema del peronismo. La poética peronista, diría mi buen amigo Diego Vecino. Hizo comparaciones un tanto forzadas o directamente zopencas: que el General escuchaba “música maravillosa” (citando mal a Perón) en la música común y que Juan Diego hacía objetos maravillosos usando materiales comunes; que Perón se llamaba Juan Domingo e Incardona, Juan Diego. En fin…
Pero con tanto peronismo, con tanto hinchar las pelotas con la filiación partidaria del autor, me convencí de que tenía entre manos la versión posmoderna de La razón de mi vida, cosa incómoda de sostener para un trotsko como el que suscribe. Así que, como quien entra a un recital de Hermética con la remera de Miranda!, abrí el libro dispuesto a recibir una andanada justicialista digna del más orondo 17 de octubre…
Pero no.
Lo que hay en Objetos maravillosos no es peronismo, sino menemismo. Bueno, no frunzan las narices. No me refiero al menemismo de la pizza con champán, de las naves que se remontan a la estratósfera, de la Argentina en el primer mundo. Más bien todo lo contrario. En este libro, al menemismo no se lo dice pero está ahí, agobiante, funesto, desprendiendo pedazos del país y dejando sin laburo a un pibe que sale de la secundaria. De una secundaria técnica un país sin industrias. El menemismo es una presencia gravitante y gravosa que sólo acepta como recurso a la elipsis. Porque, sin irnos a los extremos de Adorno, de todos modos flota la pregunta: ¿Cómo se escribe literatura acerca de (o en) un tiempo en el que la realidad fue el anclaje para un ejercicio de ficción extremadamente poderoso, pletórico de barroquismo, mediático, teatral y omnipresente? Ya Bartís se hizo esta pregunta en relación al fenómeno teatral y se contestó con la formidable Postales Argentinas. Ahora, Incardona responde con un realismo autobiográfico que devela la cara oculta de la unending partusa menemista. Tras las bambalinas del poder (robo a mano armada un título de Caraballo) están los maquinistas de la miseria o de la marginalidad. Incardona fue, entre muchas otras cosas, uno de ellos.
El caso es que Juan Diego, con una prosa simple, tierna y por momentos infantil (en el mejor sentido), nos pega una serie de rotundas patadas en los huevos. Porque todos los que salimos de una casa barrial de clase media podemos reconocernos en ese diario heterogéneo, que nos alcanza como una serie de incómodos déjà vu (unpleasant memories, que les dicen): yo también egresé de una técnica, entré a la UNLP a estudiar Ingeniería Electrónica, tuve mi peluquero de toda la vida al que abandoné cuando mi cabeza decidió desprenderse por sí misma del pelo, cursé cinco Análisis Matemáticos, largué la carrera por la mitad y le cagué a mis viejos el sueño del inyenieri en casa; también veraneé en Reta y demás. Pero frente a mis pavotas costumbres pueblerinas, en Incardona hay un punto de inflexión: inopinadamente se transforma, de un momento a otro, en un aventurero. Se saca de encima a Villa Celina y la convierte en un territorio mítico, le da el olivo a Borges y a la cargosa costumbre de la erudición enciclopédica y los cuentos crípticos, abandona al tornero y de ese despojarse sale un artista: el creador de los Objetos Maravillosos que vaga por el sur del país, para luego fundar El Interpretador.
En este libro supuestamente peronista aparecen Viñas como intelectual faro y el hippismo como modus vivendi. Trotsko feliz, cierro el libro y pienso: “Carajo, este pibe pude haber sido yo”. Pero ahí se me acaba la contentura. Incardona ya no es ninguna de las cosas que cuenta: a ese pasado lo ha retorcido, lo ha pintado con fundente, lo ha soldado y lo ha sumergido en ácido nítrico al 20%. Ahora, nos lo presenta convertido en un objeto maravilloso. Yo, inútil de mí, apenas me animo a estos comentarios.
Aunque… ¿Quieren leer una reseña maravillosa?
29 diciembre 2007
Erratas
El caso es que este número 2 salió con un par de detalles que creemos conveniente hacer notar y por los que pedimos disculpas. De todos modos, actualizaremos el archivo, para que se puedan descargar una versión lo más correcta posible de la revista.
Hacemos, entonces, nuestra fe de erratas:
- En la página 12, donde se lee "Imagino que hay gente supone que nosotros no necesitamos el dinero", debería leerse "Imagino que hay gente que supone que nosotros no necesitamos el dinero"
- En la misma página, a la bella y talentosa Leonora Balcarce la nombramos Emilia, inexplicablemente, en el pie de una foto. Nuestras disculpas a ella.
Agradeceremos que nos avisen de cualquier otro error que encuentren.
20 diciembre 2007
objetos maravillosos

el próximo miércoles veintiseis de diciembre a las veinte treinta, en el centro cultural pachamama (argañaraz 22, villa crespo), juan diego incardona, el gran interpretador, lanza al mundo su libro objetos maravillosos.
presentarán santiago llach y pedro mairal.
los monos estarán presentes.
17 diciembre 2007
número dos: diciembre de dos mil siete

muchos se preguntan qué significa la nueva publicidad de la compañía de telefonía que ofrece el servicio de videollamada.
pocos, unos elegidos, han comprendido que detrás de toda la parafernalia masiva se oculta una simple, simplísima, verdad: la doña no se ufana de la potencia sexual de su decrépita pareja. en realidad, anuncia la llegada del tan esperado número dos de ciento cincuenta monos.
y hela aquí, con sus páginas blanquitas y su índice plagado de luminarias.
Índice
Editorial
Kimono (Poesía)
Dos poemas de Zoología del conejo, Cecilia Romana
Dos poemas de Laika, Diego Carballar
Seis poemas, Luciana Romano
Kin Kón (Entrevista a un Gran Mono)
Charla con Rafael Spregelburd
Mono con navaja (Disección crítica: Literatura)
Versos sobre uno, Silvio Mattoni
Maten a Borges, Diego Vecino
Monoambiente (Relatos de una sola pieza)
Adentro y afuera, Gustavo Nielsen
La habitación de las arañas, Marcelo Svartman
Ese Gitano, Juan Cruz De Sabato
Monólogo (Teatro para leer, porque otra no queda)
Viviendo a costillas del poeta II, Gastón Mazieres
Mono con navaja (Disección crítica: Teatro)
“El niño argentino”…, Jorge Dubatti
Poemínidos (Contribuciones fósiles…)
Juan Arzadun, Santiago Sánchez Santarelli
La del mono (Columna chancha)
Las chicas de letras se masturban así XIX, Elsa Kalish
La banana mecánica (Crítica de cine)
Metamorfosis crítica II, Marcos Vieytes
pueden bajarla aquí: ¡DESCARGAME!
o cliquear a su derecha, en la sección Números
o pedirla a 150monos@gmail.com
que la disfruten!!
15 noviembre 2007
150monos recomienda...
de Santiago Sánchez Santarelli
La obra comienza in medias res: sentadas en un espacio ascético nos encontramos a dos mujeres indiferenciadas que posiblemente han estado actuando desde mucho tiempo antes de que las empecemos a ver. No podemos asegurar a priori que lo que vemos sea la pieza de una institución psiquiátrica. Tampoco que sea un decorado de teatro. Ellas no parecen poder distinguir entre una situación y la otra.
23 octubre 2007
Los monos en la FLIA (parte 2)
y ya se largó la carrera hacia el número 2. se vienen, entre otros, dubatti, nielsen, svartman, de sabato, romana, romano, carballar y más, más, más.
18 octubre 2007
Los monos a la FLIA
Allí, vamos a llevar una versión abreviadísima, limitada e... impresa! de la revista.
He aquí la tapita:

La cita es, entonces, éste sábado en la Facultad de Filosofía y Letras, en Puán 480.
Los esperamos.
17 octubre 2007
Fe de monos
La cosa es así. En la nota al pie Nº5 (página 22 de la revista) escribía que "Genette indica varios ejemplos, entre ellos la secuencia de La Rosa Púrpura de El Cairo (1985), en la que Woody Allen sale de la pantalla de un cine, toma a una espectadora (Mia Farrow) y se la lleva consigo de vuelta a la película de la que salió". Bueno, resulta que don Gerard jamás dice cosa semejante (apenas indica que "un personaje" realiza esa acción). Además, el actor que se encarga de hacerlo es Jeff Daniels y no Allen.
Asi que vaya una doble disculpa a los lectores. Noblesse oblige
11 octubre 2007
En Tigre
en la casa
la llaman tenebrosa
con la creciente
del mar
sube el río
y se inunda el piso
de abajo
es bueno ver
la carrera invisible
lentísima
de las babosas y arañas
por salvarse del agua
de a poco
trepan por las escaleras
ni se preguntan
como yo
por qué no sé volar.
como aguirre
me refriego los ojos
para ver
la sorpresa que da
en medio del río
gigante
guardada en cajita de cristal
¿para quién?
08 octubre 2007
Kin Kón (Entrevista a un Gran Mono): Jorge Boccanera

La entrevista que van a leer se realizó vía mail. Nos fue imposible coordinar un encuentro cara a cara: nosotros intentando publicar éste primer número; él mudándose, con revista a cuestas, a la calle Piedras. Pero creemos que, así y todo, vale la pena leerla.
Que la disfruten.
Vamos a empezar por el principio, cabalmente: ¿cuál es el origen de tu poesía y cuál el de tu vocación de poeta, si es que no nacieron al mismo tiempo?
Posiblemente una vocación de curiosidad; el niño que se abismaba en historias del mar; no te olvides que nací a cuadras del Atlántico, en el puerto de Ingeniero White. Aunque la palabra vocación no le va a la poesía, que es todo lo contrario a lo dirigido en un único sentido. Empecé borroneando palabras y dibujos a los 8 años, y sigo borroneando papeles hoy.
En tus poemas parece leerse una doble intención: por un lado hay una construcción del poema como estructura total, cosa que se advierte sobre todo en un giro inesperado hacia el final, como si estuviésemos ante el esqueleto poético de un relato; y por otro hay un trabajo fino que ha dado versos antológicos como "afuera está lloviendo en otro idioma" o el tríptico "Por si esto fuera poco,/los perros de la noche /llevan mi nombre entre sus dientes". ¿Es un gesto de escritura deliberado ese doble interés?
Creo que se trata de una urdimbre, donde lo deliberado se vincula al azar y la “doble intención” se diluye en el sueño. Pero esto del “armado” del poema, mejor dicho: los condimentos que uno mete a la olla, ya es tarea del crítico.
¿Cuáles pensás que son las marcas que dejan en tu escritura primero la represión y luego el exilio?
Sobre el tema de la represión hay una conciencia, un espacio de comprensión, que se expresa seguramente en lo que escribo de distinto modo; en mis esperanzas, mis broncas, mis paranoias, mis temores, mi ser solidario. Ahí no sólo hay “temas”, sino pareceres, modos de pararse frente a la realidad. Lo del exilio es más abarcador y alcanza seguro tonos metafísicos. Justamente en México va a salir una antología de poemas —Cuadernos de extranjería— que escribí y que tienen esa sensación que alguien definió con acierto, como “la muerte de cosas de la infancia y la muerte de la infancia de las cosas”; un sentimiento de ser forastero en todas partes. Y un expresarse en lo márgenes y en los reversos.
En Sordomuda usás un procedimiento extraño: citás a bastante gente, con fragmentos intercalados en tus poemas y al final del libro explicitás los nombres, como incitando a los lectores a que descubran a quién corresponde cada una de las frases en bastardillas. Ahora, ¿cuál es el lugar que tus lecturas ocupan al momento de escribir?
Son juegos de identidad, simulacros, pastiches. Poemas que en su armado admiten el collage, la orquestación. Eso, para mí, le da cierta teatralidad al poema...
Para leer la entrevista completa, baje el PDF, compañero!
07 octubre 2007
Friends will be friends
Hay que decir que no tenemos nada en común con ellos. Los muchachos -peleadores y punzantes- han cobrado una merecida fama en los últimos tiempos. Fueron linkeados por Maximiliano Tomas, por Omar Genovese y por algún otro que ahora no recuerdo. Alejandro Horowicz los invitó a su programa de radio; allí, una rezongona Elsa Drucaroff consideró que eran interlocutores válidos y se dedicó a lanzarles con cuanto diploma encontró a mano. Que la Drucaroff busque legitimarse de ese modo frente a ellos habla muy bien de la Contrarreforma.
Además ya tiene página web con dominio propio: miren acá. Van a encontrar "crítica cultural y rosca política", alguna puteada de un lector enfebrecido y la bravuconada flotante de Santiago Llach que, creyéndose el Tyson de las ediciones independientes, desafía a quien se le cruce a tirar unos guantes. Esperemos que no le muerda la oreja a nadie.
Deuda saldada.
El primer grito del mono

Nosotros intentamos volver fortaleza nuestras limitaciones económicas y de agenda. La falta de tiempo la combatimos con la útil y marxista división del trabajo (del ingreso, ni hablar); la falta de dinero nos conminó a un formato digital que, a su vez, permite una difusión mucho más masiva que el papel. Esta revista pretende abarcar tantos campos del arte como le sean posibles. No está en nuestros planes apretar a nadie, así que el refrán nos tiene sin cuidado. El criterio de selección es despótico y bloomniano: publicamos lo que nos gusta. No abogamos por la rigidez, confiamos en que las secciones cambiarán con el correr de los números y, sobre todo, confiamos en el correr de los números.
Hasta aquí lo que podemos decir.
Callaremos, por el momento, la razón de su nombre.
06 octubre 2007
Número 1
ÍNDICE
Editorial
Kimono (Poesía)
En Tigre, Natalia Fortuny
Au jour le jour, Silvina Peri
Kin Kón (Entrevista a un Gran Mono)
Charla con Jorge Boccanera
Mono con navaja (Disección crítica: Literatura)
Vanguardia y crítica…, Martín Glozman
Monoambiente (Relatos de una sola pieza)
La biblioteca menguante, Julián Besteiro
Un galope lejano, Ignacio Molina
Mono con navaja (Disección crítica: Teatro)
La obra de teatro…, Santiago Sánchez Santarelli
Monólogo (Teatro para leer, porque otra no queda)
Viviendo a costas del poeta, Gastón Mazieres
Poemínidos (Contribuciones fósiles…)
Juan Ahuerma, Santiago Sánchez Santarelli
La del mono (Columna chancha)
El 69, Usted
La banana mecánica (Crítica de cine)
El cine y la abyección, Marcos Vieytes
Última página (Muchas monerías)
Para bajar el número 1, cliqueá en la frase que viene a continuación: Quiero monos!!!